LA CARTA...el amor de un hijo hacía su madre puede seguir vivo aun después de la muerte.
"LA CARTA"
En muchos países existe la pobreza y es ella la que nos obliga a muy temprana edad a separarnos de nuestros padres, muchos jóvenes piensan que en Estados Unidos se harán millonarios, o que simplemente ganaran dinero suficiente para que su familia no pase hambres.
Y sí, es verdad que del otro lado del río bravo se gana bien, pues el dolar tiene mayor valor monetario que el peso mexicano, pero da tristeza ver como miles de jóvenes y no solo jóvenes sino también señoras, niños, niñas y personas de avanzada edad cruzan la frontera de México y Estados Unidos y no solo por el río, también por el desierto y por muchos otros lados para alcanzar el anhelado sueño americano.
Andrés era un joven de diecisiete años que vivió mucho tiempo en Estados Unidos, el día que decidió cruzar la frontera lo hizo por el desierto, Dios lo ayudó en su largo peregrinar, pues él sabía que sus padres y sus hermanos eran lo más importante para él, de no haber sido así Andrés no se hubiera ido nunca para el otro lado.
A su corta edad y sin papeles no era fácil que lo contrataran, no encontraba trabajo y cuando lograba conseguir algún empleo no le pagaban lo que debería de ser, por no tener papeles, era un indocumentado, pero claro está que mejores salarios que en nuestro país si los había.
Andrés comenzó trabajando de lavaplatos en un pequeño restaurante, trabajaba como un burro y cada peso que ganaba se lo mandaba a sus padres,en el sobre que mandaba a México con el dinero iba siempre una carta y una foto, en la carta Andrés les escribía a sus padres lo que hacía, en donde trabajaba, que comía, en fin, miles de cosas, pero lo que nunca se le olvidaba escribir era lo siguiente :
"Madre te quiero mucho, recuerda siempre que aunque este lejos te llevo en mi corazón, nunca olvides que es por ustedes que estoy acá trabajando mucho, para que a ti y a mis hermanos no les falte nada, el día que regrese a México quiero que me esperes en la plaza, justo ahí, a donde hace la primer parada el autobús, pues quiero que tu seas la primer persona a quien yo vea y abrace" .
La foto que Andrés adjuntaba a la carta, era para que sus viejos como el les decía vieran que él estaba bien.
"Madre te quiero mucho, recuerda siempre que aunque este lejos te llevo en mi corazón, nunca olvides que es por ustedes que estoy acá trabajando mucho, para que a ti y a mis hermanos no les falte nada, el día que regrese a México quiero que me esperes en la plaza, justo ahí, a donde hace la primer parada el autobús, pues quiero que tu seas la primer persona a quien yo vea y abrace" .
La foto que Andrés adjuntaba a la carta, era para que sus viejos como el les decía vieran que él estaba bien.
La madre de Andrés esperaba cada mes la carta que le enviaba su hijo, no solo por el dinero sino por la foto y las palabras que Andrés les escribía a ellos, al leer cada palabra de esa anhelada correspondencia y el estar mirando la foto de su Andrésito como ella le decía, parecía que lo oía y lo veía ahí, a su lado.
Andrés cada día ganaba más dinero, pues en repetidas ocasiones doblaba turnos y así ganaba muchos más dolares de los ya acostumbrados pero el cansancio fue menguando sus días, el se sentía agotado y en cambio sus amigos hacían las mismas horas de trabajo que él, y estaban como si nada.
Andrés les preguntó a sus compañeros y amigos de trabajo...¿qué ellos como le hacían para no estar cansados?... que él ya se moría de cansancio, y que sin embargo ellos parecían no cansarse nunca.
Los amigos de Andrés consumían drogas, de esta forma no sentían cansancio, sueño, o hambre. Andrés era un joven sin vicios y ellos lo sabían, así que la respuesta que por un tiempo le dieron a él, fue la siguiente... "eres aún muy joven para adentrarte en el mundo de los vicios".
Andrés era joven pero no tonto, el entendió de inmediato que ellos se drogaban para aguantar las largas jornadas de trabajo.
" LA VIDA DE ANDRÉS DIO UN GRAN CAMBIO"
Andrés decidió que él no quería drogarse, así que dejó por un tiempo de doblar turnos, el cansancio fue menos y claro que el sueldo también disminuyo, pero eso a él no le importó ya que sus padres seguían recibiendo lo que él ganaba.
Lo que a él le importaba era que sus viejos tuvieran para comer y que de vez en cuando ellos se pudieran dar un "gustito". Cada que él les escribía les decía que se compraran lo que quisieran, que salieran a pasear, que él quería que disfrutaran del dinero que les enviaba, que él estaba trabajando para que a ellos y a sus hermanos no les volviera a faltar nada.
Lo que a él le importaba era que sus viejos tuvieran para comer y que de vez en cuando ellos se pudieran dar un "gustito". Cada que él les escribía les decía que se compraran lo que quisieran, que salieran a pasear, que él quería que disfrutaran del dinero que les enviaba, que él estaba trabajando para que a ellos y a sus hermanos no les volviera a faltar nada.
Andrés era un joven con un gran corazón, sus hermanos y sus padres a su corta edad le tenían respeto y admiración, ya que antes de ponerse a pensar en su bienestar siempre veía por el bienestar de los demás.
Una mañana Andrés recibió una llamada, era su madre, quien muy angustiada le decía que necesitaban más dinero del acostumbrado, su hermana Lucía había enfermado y estaba internada, le estaban haciendo muchos estudios y al parecer tendrían que operarla.
ANDRÉS LE DIJO A SU MADRE QUE NO SE PREOCUPARA QUE LES ENVIARÍA MÁS DINERO.
Él sabía que la única manera de poderles enviar más dinero a sus padres era volviendo a doblar turnos o mejor aún, conseguiría otro trabajo además del que ya tenía en el restaurante.
Pero el tiempo pasó y Andrés no logró conseguir otro trabajo así que su única opción fue regresar a doblar turnos, la salud de la hermana de Andrés no mejoraba, Andrés estuvo doblando turnos por un mes hasta que un día se desmayó, casi no comía y menos dormía.
Andrés no podía dejar de enviarles dinero a sus padres para el costoso tratamiento de su hermana, le habían diagnosticado cáncer, así que Andrés se sentía comprometido con sus padres y sobre todo con la vida de ella.
Andrés les pidió a sus amigos que le dieran de lo que ellos consumían, pero estos le dijeron que no, fue tanta la insistencia de Andrés que les dijo...¡por favor ayúdenme!... solo hasta que mi hermana mejore necesito mucho dinero, pues las fuerzas se me están acabando. Yo se que no me convertiré en un adicto y les aseguro que nadie lo sabrá.
Ante la insistencia de Andrés, sus amigos accedieron y le enseñaron a consumir cocaína.
LA VIDA NO ES FÁCIL Y MENOS CON ALGUNA ADICCIÓN.
Paso un año y la hermana de Andrés logró vencer el cáncer, pero él no dejó de consumir cocaína, su vida cambió por completo.
El logró salvar la vida de su hermana pero empezó a perder la suya.
YA NO LE ENVIABA DINERO A SUS PADRES, EL VICIO LLEGÓ A SER MÁS FUERTE QUE EL AMOR QUE LES TENÍA A SUS VIEJOS.
Por mucho tiempo sus padres no supieron nada de él, Andrés terminó en las calles sólo se la pasaba drogándose con sus amigos y la mayoría de las veces no sabía ni el mismo donde estaba.
Su madre le pedía tanto a Dios para que su hijo volviera al buen camino, que encontrara la paz que su alma necesitaba y que sobre todo se acordara que tenía una familia que lo quería a él y no al dinero que les enviaba.
Solo una madre puede ser tan valiente para cargar una cruz tan pesada.
Ver a un hijo perdido en las drogas debe de ser un sufrimiento terrible, pero no solo sufre la familia sino también el adicto, pues llega el momento en que ya no goza al estarse drogando como lo hacía anteriormente, cuando tocan fondo, como dicen por ahí, sufren tanto por no poder dejar el vicio como por querer dejarlo, el sufrimiento es doble para ellos.
CUANDO NOS DAMOS CUENTA DE NUESTROS ERRORES.
Andrés toco fondo el día en que por una sobredosis se estaba muriendo en la calle, nadie de los que decían ser sus amigos lo ayudó, muy cerca de ahí pasaba un sacerdote quien se dedicaba a rescatar a jóvenes de las drogas.
Este cura se metía en los callejones más obscuros y en los peores lugares que se puedan ustedes imaginar, el tenía la misión de rescatar a esos jóvenes de las drogas.
Este cura se metía en los callejones más obscuros y en los peores lugares que se puedan ustedes imaginar, el tenía la misión de rescatar a esos jóvenes de las drogas.
El padre llevó a Andrés a un centro de rehabilitación, ahí le salvó la vida y además le ayudó a sanar su alma.
Después de seis meses Andrés logró salir de nuevo al mundo, lejos de las drogas, volvió a trabajar y tardó tiempo en escribirles a sus padres, pero comenzó a enviarles dinero, por un tiempo no les escribió, se sentía demasiado avergonzado.
Pasaron seis años y Andrés seguía limpio, las drogas ya no formaban parte de su vida.
Pensaba en regresar al lado de sus padres, el había logrado ahorrar lo suficiente para poder montar un negocio en México.
QUERÍA DARLES LA SORPRESA A SUS VIEJOS Y ESTABA PREPARANDO TODO PARA REGRESAR CON ELLOS.
La noche en que se dirigía al aeropuerto para tomar el primer vuelo que saliera a la ciudad de México, fue interceptado por dos hombres que lo asaltaron, él se resistió al asalto y lo acuchillaron, Andrés murió al siguiente día en el hospital, pero antes de morir le dijo al padre que lo había ayudado a rehabilitarse quien además de haber sido su salvador y su consejero espiritual, se había convertido en su mejor amigo. Le pidió que si él llegaba a morir le enviara a su madre cada mes una carta y que le escribiera como si él aun estuviera vivo.
Andrés quería que su madre nunca lo olvidara y que de alguna manera su sufrimiento fuera menos, sentía que su fin estaba cerca y que no saldría de aquel hospital; cuanta razón tenía Andrés, su vida terminó ahí al lado de su verdadero amigo el padre Manuel Sevilla.
La madre de Andrés sufrió demasiado al enterarse que su hijo había muerto, pero la carta que le llegaba cada mes le recordaba que el la miraba desde el cielo.
AUNQUE LA PRESENCIA DE UN SER QUERIDO YA NO ESTE CON NOSOTROS, LA ESENCIA QUE DEJA POR EL MUNDO PUEDE LLEGAR A SER IMBORRABLE.
La noche en que se dirigía al aeropuerto para tomar el primer vuelo que saliera a la ciudad de México, fue interceptado por dos hombres que lo asaltaron, él se resistió al asalto y lo acuchillaron, Andrés murió al siguiente día en el hospital, pero antes de morir le dijo al padre que lo había ayudado a rehabilitarse quien además de haber sido su salvador y su consejero espiritual, se había convertido en su mejor amigo. Le pidió que si él llegaba a morir le enviara a su madre cada mes una carta y que le escribiera como si él aun estuviera vivo.
Andrés quería que su madre nunca lo olvidara y que de alguna manera su sufrimiento fuera menos, sentía que su fin estaba cerca y que no saldría de aquel hospital; cuanta razón tenía Andrés, su vida terminó ahí al lado de su verdadero amigo el padre Manuel Sevilla.
La madre de Andrés sufrió demasiado al enterarse que su hijo había muerto, pero la carta que le llegaba cada mes le recordaba que el la miraba desde el cielo.
AUNQUE LA PRESENCIA DE UN SER QUERIDO YA NO ESTE CON NOSOTROS, LA ESENCIA QUE DEJA POR EL MUNDO PUEDE LLEGAR A SER IMBORRABLE.
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