APRENDIENDO A PERDONAR


Hace muchos años en un pueblo muy cerca de la ciudad de Segovia vivía una mujer que tenía dos hijos; el mayor de ellos se llamaba Abraham y el menor era Gerardo.




Ellos eran una familia muy feliz y unida cuando su padre vivía, incluso aunque no tuvieran el dinero suficiente siempre iniciaban cada día con una sonrisa y agradeciéndole a dios por todo; Josué y Carmen amaban a sus dos hijos y siempre procuraban que no les faltara nada, cuando lograban ahorrar un poco de dinero salían a la plaza de su pueblo y les compraban una golosina o algo que sus hijos quisieran, Abraham y Gerardo eran tan felices estando juntos y no les importaba si sus padres les compraban dulces o no, ellos decían "QUE SU FAMILIA ERA LA MEJOR DE TODAS Y  PASAR  TIEMPO CON SUS PADRES ERA LO QUE MÁS DISFRUTABAN".





Pero un día esa felicidad terminó, pues inesperadamente su padre enfermó y ningún doctor encontró el origen ni la cura a esa enfermedad, decían que lo único que se podía hacer era mantenerlo en reposo absoluto y esperar un milagro, pero solo dios sabe si nos necesita en este mundo por más tiempo o si ya es hora de que vayamos a su lado a rendirle cuentas de lo que hicimos con nuestra vida en la tierra. 
Así que pasaron dos meses y el papá de Abraham y Gerardo cada vez estaba peor, ya casi no comía y ya no se podía levantar de su cama; su esposa se pasaba las noches en vela llorando desconsoladamente, estaba perdiendo la fe y confianza en dios y cada que veía a su marido hacía la típica pregunta que todos los tontos humanos hacemos: ¿Por qué dios?... ¿Por qué a él?...y decía: si tanto nos amas sálvalo, cúralo, él no te ha hecho nada malo.


              
                       

Pero dios ya tiene marcado el destino de todos y cada uno de nosotros y no podemos hacer nada contra eso, pues él es el dueño de todo y si él así decide las cosas él sabe por que pues el jamás se equivoca.

Pasaron dos semanas más y el padre de Abraham y Gerardo falleció dejando una gran tristeza en esa pequeña familia y mientras más pasaba el tiempo Abraham y Gerardo discutían por todo y su madre se convirtió en una persona llena de odio hacia dios y cada día era más gruñona con sus hijos pues sentía que si no se apegaba a ellos no sufriría tanto el día en que dios se los quitara de su lado.

 Pero al que más trataba mal era al pequeño gerardo pues decía que era la imagen de su padre y cada que veía a su hijo recordaba a su esposo y sufría tanto pues sabía que ya no iba a estar con ella nunca más, así que ella y su otro hijo trataban de alejarse de Gerardo cada que podían, pero lo único que hacían era dañar al pobre de Gerardo pues ellos no eran los únicos que extrañaban a Josué, Gerardo también lo extrañaba y lo dañaban más aún porque era el más pequeño, pero eso no lo iban a entender hasta más adelante, tal vez demasiado tarde pero lo entenderán.
Pasaron dos años y Gerardo decía que ya no podía seguir viviendo así, que ya no aguantaba más y decidió salirse de su casa a buscar otro lugar en donde vivir y algo en que trabajar, así que se fue a la ciudad de Segovia a vivir con un hermano de su papá, su tío Joel, él y su familia lo recibieron con mucho gusto y Gerardo comenzó a trabajar en una panadería cerca de la casa de su tío.



                        

Después de un mes sus tíos lo metieron a una escuela pues decían que tenía que estudiar para ser algo de grande, Gerardo aceptó con mucho gusto y le agradeció a sus tíos, cuando entró a la escuela decidió que seguiría trabajando para que cuando terminara la escuela tuviera algo de dinero ahorrado, así que por las mañanas estudiaba y por las tardes continuaba trabajando en la misma panadería.

15 AÑOS DESPUÉS.

Gerardo ahora tiene treinta años y ya terminó la escuela así que decidió hablar con sus tíos.
-Tíos quiero darles las gracias por tenerme aquí y cuidarme y darme todo lo que un hijo necesita, gracias por tratarme tan bien y siempre darme su apoyo en todo momento, pero creo que ahora que ya me convertí en un doctor gracias a todo su apoyo,  quiero salir y buscar un buen trabajo pero no se pongan tristes vendré a visitarlos en cuanto pueda.



Sus tíos estaban tan felices y orgullosos por ver en qué joven tan bueno y responsable se había convertido Gerardo, ahora era un gran profesionista, pero estaban tristes por que no querían que se fuera "su pequeño Gerardo"... como le decían ellos.

Gerardo les volvió a agradecer todo a sus tíos y esa misma tarde partió hacia el gran hospital de Segovia, este hospital era muy famoso pues su nombre era muy significativo, el hospital se llamaba "LA MAGIA DE DIOS"... pues los fundadores decían que ningún médico podía curar a nadie si no era con la magia y voluntad de dios.




Gerardo llegó muy temprano a la mañana siguiente al hospital y habló con el encargado pidiéndole trabajo, le mostró todos sus papeles y después de varias preguntas que el Doctor Javier le hizo a Gerardo, le dijo que en una semana le tendría la respuesta, Gerardo no podía esperar tanto tiempo así que le dijo: "Ah casi se me olvidaba mencionar lo hermoso que es el nombre de este hospital pues yo también amo, creo y confío demasiado en Dios por eso es que vine aquí y por eso elegí ser doctor por que me parece increíble como con la ayuda de Dios los médicos podemos salvar miles de vidas".

Y diciendo esto, el doctor Javier le dijo:

-No lo voy a pensar más, usted entra a trabajar a partir de mañana a primera hora.

Gerardo estaba tan contento pues había conseguido el trabajo que tanto anhelaba.

Al día siguiente llegó muy temprano al hospital y lo asignaron al área de hospitalización, él inició su día con una gran sonrisa y haciendo su trabajo lo mejor que podía.

Entró en un par de habitaciones y trató a sus pacientes de lo mejor pero al llegar a la siguiente habitación se llevó una gran sorpresa, pues su madre yacía en una cama conectada a una infinidad de cables que monitoreaban sus signos vitales y tenía puesta una mascarilla que la abastecía de oxígeno.


                        

El sintió tantas ganas de llorar, pues a pesar de todo lo que había sufrido en su niñez, esa mujer ahora más anciana de lo que Gerardo la recordaba seguía siendo su madre.

Al acercarse a esa cama su madre se llevó la misma sorpresa pues habían pasado dieciséis años desde que lo vió por última vez, le dijo que le daba mucho gusto verlo, que ahora era todo un hombre y estaba tan arrepentida de todo lo que lo había lastimado de pequeño, que fue una tonta pero que se había dejado llevar por la tristeza y el coraje de que su padre hubiera muerto. 

Gerardo le dijo que no dijera más que él la perdonaba y que él no era nadie para juzgarla que eso simpre lo hace dios llegado su momento, que él sí había sufrido mucho y también extrañaba a su padre, pero que tuvo que aprender a superarlo y saber que dios nunca se equivoca.


Después de un rato Gerardo le preguntó por Abraham su hermano y su madre lloró y le dijo que su hermano se había ido a los diecinueve años y nunca volvió a saber de él.

Gerardo se sintió mal pues sus dos hijos la habían abandonado, pero decía que él lo hizo por quitarse de ese sufrimiento y su hermano no había sufrido como él, solo fue una mala persona que no valoro lo que tenía.

Pasaron tres meses y Gerardo seguía cuidando de su madre con mucho gusto y sobre todo desinteresadamente pues él lo único que quería era disfrutar a su madre el tiempo que Dios se la dejara.

Después de una semana llamaron a Gerardo del hospital, eran las cuatro de la mañana, a él se le hizo muy raro pues entraba a trabajar a las siete.

El que lo llamaba era el Doctor Javier quien le dijo:

-Gerardo te llamo por que tu mamá acaba de fallecer, lo siento mucho.
Gerardo le dijo:
-Si, gracias por avisarme voy para allá.

Cuando llegó al hospital el Doctor Javier le dijo que antes de morir su madre había dicho que le dijeran a Gerardo que lo amaba y que sentía mucho el daño que le había hecho.

Gerardo lloró por la pérdida de su madre pues aún la seguía amando a pesar de todo.



ESPERO QUE ESTA TRISTE HISTORIA ABRA LOS OJOS DE LA GENTE Y QUE SE DE CUENTA DE QUE NOSOTROS NO TENEMOS DERECHO A JUZGAR A NADIE POR SUS ACTOS. DIOS ES EL QUE LO HARÁ NOSOTROS SOLO DEBEMOS APRENDER A PERDONAR POR MUY DIFÍCIL QUE PAREZCA.
ESO NOS SUMARÁ MÁS PUNTOS BUENOS PARA CUANDO DIOS NOS JUZGUE A NOSOTROS.

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