En dónde estaban?

 Ahora que estoy grande me reclaman, piensan que no valgo nada y que no valoro nada de lo que tuvieron que trabajar para poder darme lo que tengo ahora... y que tengo? 

Eso es lo que me pregunto a diario, crecí siendo una niña que no careció  de nada material, pero en dónde está lo más valioso de esta vida, la convivencia con mis padres, el hablar con ellos, saber que se preocupaban por mí, ahora eso ya no tiene ningún sentido.




Los padres de ésta época piensan que con darles todo a  sus hijos están obrando bien, pero a qué hora conviven con ellos si se la pasan todo el día trabajando, llegan cansados del ajetreo diario  y se olvidan que en  casa hay unos niños que son sus hijos y esos hijos  desean que los padres los tomen en cuenta, que no sólo lleguen cansados y hartos del abrumador empleo que tienen y  los ignoren o que simplemente les den el beso de buenas noches y los manden a dormir.


Sabemos que no es fácil sacar  a los hijos adelante, los gastos son demasiados, las personas trabajan largas jornadas para poder llevar lo necesario a sus hogares, pero que valdrá más, un poco de carencias o muchos años de sufrimiento con unos hijos que no tuvieron  un regaño  a tiempo o un abrazo  cuando más lo necesitaban.




La balanza siempre debe de tener un equilibrio y de igual manera  los padres con los hijos debemos de tener ese mismo manejo de las situaciones mentales de aquellos pequeños que necesitan la ayuda de sus padres para crecer en completa paz y armonía.


Yo viví llena de comodidades cuando era pequeña, tanto mi padre como mi madre trabajan para darme todo cuanto  necesitaba, pero  siempre me faltó lo principal, el  saber que les importaba  y que me querían.


Cada que me preguntaban... ¿cómo te fué en la escuela? -ya era algo cotidiano para mí, ¿cómo te portaste?... O que tal estuvo tu día?... esto era solamente la rutina de cada noche, cuando estábamos cenando  eran diario las mismas preguntas y por mi parte las mismas respuestas.




Yo quería que mis padres de verdad se interesaran en mis cosas, que me dieran un lugar en sus vidas, pero les importaban más sus reuniones de trabajo, las cenas con sus amigos que yo. 

Habría sido diferente si mis padres me hubieran brindado la atención y el tiempo que cualquier niño requiere para formarse en esta vida. 

Pero no fué así y ahora lo único que escucho son reclamos, por que me drogo, tomo y fumo, los hijos necesitamos ser escuchados, amados y por qué no, hasta corregirnos es un acto de amor, pues el que no quiere que cometas errores te lo dice y además te ayuda para que aprendas  a no equivocarte y a no hacer cosas malas que en un futuro te traerán problemas. 

El que quiere corrige y con el paso de los años ese arbolito dará un excelente fruto aquel que iba creciendo con las ramitas chuecas enderezará el camino, gracias a que tuvo una mano amiga que lo ayudó.




Lastima que para mí, no hubo una mano amiga que me ayudara en mi formación. 

Mis padres ahora que me voy de fiesta y llego en un estado deplorable a casa, entonces si tratan de ponerme atención en muchas ocasiones hablan conmigo de una manera amigable, otras  más me gritan ah también me castigan, es más quieren saber con quien salgo, eso lo hubieran hecho cuando yo era aquella niña que los esperaba ansiosa a que llegaran de trabajar para contarles acerca de quienes eran mis amigos, la que emocionada quería  platicarles que me habían escogido para el concurso de oratoria  de la escuela, etc; y mil cosas más. Ahora ya no quiero que me digan nada, solo quiero vivir mi vida, consumiendo drogas me siento feliz aunque sea solo pasajero. 


Pues mi verdadera felicidad eran esos momentos en los que mis padres estaban conmigo durante  los días de   vacaciones. Cuando sus amigas les cancelaban las salidas que tenían planeadas y no les quedaba de otra que quedarse conmigo a ver  películas y comer palomitas, esos para mí eran los momentos  más  bellos.




Mis padres no saben como llevo grabados en mi mente y en mi corazón esos tiempos, ya que  para mí fueron los mejores. Aunque yo sabía que no se quedaban por su gusto conmigo, pero aun así,  esos días son los más lindos recuerdos  que tengo de mi infancia. 


Cuando tengo lucidez si se que estoy haciendo las cosas mal, pero me gana la rabia por la falta de  atención  y la ausencia  que tuve por parte de ellos, mi dolor  lo calmo tomando alcohol y drogas, vuelvo a llegar  a casa en un estado deplorable.




Ellos me llaman la atención, pero se que soy un caso perdido, como muchos jóvenes y jovencitas que vivimos la ausencia de nuestros padres durante nuestra niñez y adolescencia, nos lleva a esto, a perdernos en los vicios y las malas amistades.




Esa noche la recuerdo muy bien, mi madre y mi padre me subieron como pudieron a mi recámara y a la  mañana siguiente durante el desayuno, los dos se pararon frente a mí y me dijeron... como fué que te convertiste en  esto?... yo me quede callada y después les contesté... ¿y dónde estaban ustedes cuándo yo me convertía en esto?...¿donde estaban cuando yo los necesitaba?




Sé que es una dura verdad pero los padres son los que forman a los hijos, los que los convierten en su mayor o peor obra, no hay nadie más que ellos.


Te invito a que no dejes que tus hijos sufran la ausencia de unos padres, a los cuáles  les importe más  lo material que la arcilla que puedan tener entre sus manos para poder formar la escultura  más bella de todas. 

                  "Sus hij@s"


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